Las tierras de Irán han sido testigo del cultivo de rosas durante siglos. La rosa Damascena y la rosa gallica son dos variedades emblemáticas cultivadas en la región. La rosa Damascena, en particular, es famosa por su fragancia intensa y sus cualidades aromáticas únicas. Los climas moderados y las condiciones geográficas de Irán brindan el ambiente propicio para el cultivo de estas rosas, lo que resulta en flores de alta calidad.
En los pueblos iraníes, el cultivo de rosas se ha convertido en una tradición arraigada. Las flores se cultivan cuidadosamente en huertos y campos dedicados. El proceso de recolección de pétalos es meticuloso y a menudo se realiza a mano, para preservar la calidad de las flores. Los pétalos recolectados se utilizan para producir aceite esencial de rosa, un ingrediente valioso en la fabricación de perfumes y productos cosméticos.
Francia, conocida por su excelencia en perfumería, ha mantenido un interés constante en los productos de rosas iraníes. La alta calidad del aceite esencial de rosa iraní lo convierte en un componente altamente valorado en la creación de fragancias exclusivas. Los pueblos iraníes, con su profundo conocimiento del cultivo de rosas transmitido de generación en generación, se han convertido en proveedores confiables para la industria francesa de la perfumería.
Asimismo, la “Golabgiri” (que significa “hacer agua de rosas”) es una ceremonia que se lleva a cabo anualmente desde mediados de mayo hasta mediados de junio en Kashan, una provincia de Isfahán, en Irán. Durante esta ceremonia, se recolectan pétalos de rosas y se destilan para producir agua de rosas, que es un ingrediente esencial en la cocina y la perfumería en muchas culturas. Esta tradición tiene una larga historia en Irán y es un evento culturalmente significativo que atrae tanto a lugareños como a visitantes.