El mejor vocalista del mundo de música Persa-Sufi:
Shahram Nazerí nace en 1951 en Kermanshah, al Oeste de Irán. Su padre, dotado de una voz admirable le sirvió de guía en los inicios de su educación musical. A los 9 años de edad dio su primer concierto en la emisora de radio de su ciudad natal, junto a un famoso intérprete de Tar. A los 17 años viaja a Teherán, para perfeccionar sus estudios de canto: uniéndose más tarde a una de las más importantes formaciones musicales de la capital iraní.
Actúa en la Radio y Televisión, comenzando a impartir clases de música y canto y realiza sus primeras grabaciones. Gran parte de su obra está dedicada a la adaptación musical de los poemas del gran poeta sufí Mowlana, sobre los que ha estado trabajando en las tres últimas décadas, ya que según sus palabras: » Mi idea del Kurdistán siempre ha estado muy próxima a la sensibilidad épica y mística reflejada en sus poemas».
Con el tiempo produce varios álbumes musicales y se inicia a dictar clases de música y de canto. Sus obras inmortales son Atash en Neiestan (fuego en el cañaveral) gole sad barg (flor con cientos hojas) heirani (confundido) shuranghiz (conmovedor) de le Shaida (corazon enamorado) kishe mehr, Motrebe Mahtab roy, y sinfonía rumi.
Nazerí ha actuado en los festivales más importantes del mundo: Teatro Kodak (en la ceremonia de los Óscar) en los Ángeles , Royal Albert Hall, el Theatre de la Ville (Paris) el Festa del Popolo en Italia, el Festival Beiteddine en Líbano, Filarmónica de Colonia en Alemania, Asia Society, Academia de Música de Brooklyn en Nueva York, el Festival Roma Europa en Roma, el Festival de Música de Sâo Paulo en Brasil o el Festival internacional de Música Sacra de Fez en Marruecos reconociéndosele como un gran artista merecedor de diversos premios como el de la «Legión de Honor» francesa por sus meritos artísticos.
Los conciertos de Nazeri han sido alabados por la crítica internacional nombrándole el “Mejor Cantante de Música Clásica Persa y Música Sufí”. La Universidad de UCLA le condecoró con el Premio Living Legend. La ONU ha premiado y reconocido su labor de contribución por la recuperación de la Música Clásica Iraní.
El 25 de febrero de 2006 fue declarado en San Diego el “Día de Shahram Nazeri” y ha sido reconocido y premiado tanto por el Congreso de los Estados Unidos como invitado por las Universidades de Stanford, Columbia, California Berkeley, California Los Ángeles UCLA, Atlanta y Harvard, donde ha sido destacado como pionero en introducir la poesía de Rumi y la música Persa en la zona oeste de EEUU.
Shaharam Nazeri, ampliamente reconocido como el mejor cantante de poesía mística sufí de Rumi (s.XIII), regresa a Madrid después de 20 años y nos deleitará con su voz cálida, profunda y sedienta de amor y luz.
El Teatro Infanta Isabel y el Centro Cultural Sanchinarro de Madrid tendrán el honor de acoger a esta voz legendaria los días 24 y 26 de mayo, respectivamente.
El Radif en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (UNESCO)
El radif es el repertorio tradicional de la música clásica iraní que constituye la esencia de la cultura musical persa. Cuenta con más de 250 unidades melódicas, denominadas gushe y organizadas en ciclos, y posee un sustrato modal de base que viene a ser el telón de fondo al que se añaden los motivos melódicos más diversos. Aunque la interpretación de la música tradicional iraní se basa esencialmente en el arte de la improvisación –en función del estado de ánimo del artista y las reacciones del auditorio–, los músicos dedican varios años a dominar el radif por contener éste el conjunto de elementos imprescindibles para sus interpretaciones y composiciones.
El radif puede ser vocal o instrumental y se interpreta con instrumentos que exigen técnicas de ejecución diversas: laúdes de mástil largo llamados tār y setār; cítara santur, cuyas cuerdas se golpean con macillos; vihuela de péndola kamānche; y flauta de caña ney. Transmitido oralmente de maestros a discípulos, el radif encarna a la vez la estética y la filosofía de la cultura musical persa. Su aprendizaje exige como mínimo diez años de dedicación, durante los cuales los alumnos no sólo deben memorizar su repertorio, sino también ejercitar una ascesis musical encaminada a abrirles las puertas de la espiritualidad. Médula de la música iraní, este tesoro musical refleja la identidad cultural y nacional del pueblo de Irán.