“Impresiones de viaje a Irán”: proyección de fotografía y tertulia

IMG_4864A cargo de:Jose Luís Monter García-Bermúdez

IMPRESIONES DEL VIAJE A IRÁN

No voy a describir aquí las maravillas de Irán: Sus palacios, mezquitas, madrasas, Persépolis, ciudades antiquísimas como Izadkhast, el mausoleo de Ciro el Grande, etc.

Voy a intentar explicar las sensaciones que se perciben al viajar por Persia. Porque Irán es Persia, con su cultura milenaria, con sus rasgos autóctonos, sus maravillosas narices prominentes que no desmerecen la sonrisa con la que te obsequian al comenzar una conversación.

Ahora son musulmanes, pero siempre han sido persas. Por eso puede sorprender al viajero acostumbrado a viajar por países árabes que Irán sea distinto.

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Lo primero que sorprende es que seas interpelado al pasear por sus calles, te preguntan de donde eres, y en cuanto descubren que eres europeo te agradecen el apoyo de Europa (aunque lamentablemente la crisis mundial también hace mella en esta sociedad, y el embargo de Estados Unidos se siente en la calle). Pero de política bastante problemas tenemos ya en nuestra propia casa.

Si bien es cierto que el pañuelo es obligatorio, el arte con el que las persas se lo colocan es digno de admiración. Tapan la melena, pero permiten mostrar el flequillo sin problemas, salvo en los recintos sagrados. Solo las personas mayores tienden a taparse completamente el pelo. Y cuanto más te alejas de la capital, mas laxo es el control de la vestimenta, ciudades sagradas aparte.

Mi viaje coincidió con el Ramadán, por lo que en principio se debería ayunar durante el día. Pero entre el precepto que exonera de ayunar al viajero, que en los hoteles para extranjeros el ramadán no se cumple, y que hay restaurantes para viajeros (no se debe mostrar el interior, ni emitir olores de comida) la verdad es que comimos y bebimos sin problemas. La noche en ramadán es una fiesta, y durante nuestra estancia fuimos invitados varias veces a juntarnos a comer o a beber un té con familias que estaban celebrándolo en las plazas y jardines de las ciudades.

Sin embargo, hay costumbres que chocan cuando no molestan. Hay muchos hombres que no aceptan el saludo de una mujer, aunque lógicamente eso no ocurre en los comercios. Ni permiten que ellas les hablen. Pero como son los menos, pues ni caso.

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En sus recintos sagrados se debe respetar sus restricciones de vestimenta, igual que en Florencia no se puede entrar en las iglesias en tirantes y pantalón corto. Pero los mufássires, aquellos que se han especializado en comentar y explicar el libro de Dios, se ofrecen para comentarlo con los extranjeros (nosotros tuvimos la oportunidad de hablar con dos de ellos en ciudades distintas). Ni que decir tiene que es imposible razonar con ellos respecto a las actitudes para con las mujeres, pero intentan explicarlo, aunque para un europeo suene anacrónico y para una europea hasta insultante.

Como he indicado, lo mejor de Irán son sus gentes, aunque sea un país maravilloso y con unos paisajes y edificios espectaculares. No es para nada un país peligroso, se puede caminar por sus calles sin peligro, salvo para cruzar la calle con tráfico, que hay que aprender a hacerlo como un iraní, o nunca la cruzarás. Y tampoco es un país militarizado, la presencia policial es la normal en cualquier pueblo o ciudad española. No hay controles, ni piden documentación, ni exigen mordidas.

Pero volviendo a sus gentes, son muy abiertos, y los que saben inglés rápidamente intentar entablar conversación, y te sorprenderán la facilidad con que permiten que les fotografíes y como ellos se entremezclan con tu grupo para hacerse fotos con vosotros. La gente joven no tiene problemas en posar para una foto, e incluso reclaman hacerse un selfi contigo con su móvil.

Su comida a base de ensaladas, arroz, vegetales (sobre todo berenjena), pollo o carne, generalmente a la brasa, y alguna fruta, es como la nuestra, y no suelen ser picantes ni muy especiadas. A veces, puede cansar por la monotonía, pero como sueles comer de buffet, es fácil variarla convenientemente.

Respecto a la bebida, lo mejor es pensar que se esta en una cura de alcohol, porque su cerveza sin alcohol suele ser afrutada (incluso de melocotón, y a cerveza no sabe ni de lejos). Y aunque en Shiraz se dice que todas las casas hacen su propio vino para consumo propio, la verdad es que en los restaurantes no se sirve.

Respecto al comercio, sobre todo en los bazares, no son para nada molestos como puedan ser los marroquíes, si te ven interesado en algo se ofrecen a enseñártelo de cerca, pero ni te tocan ni te insisten. Aunque digan que no hay regateo, si se puede regatear con cierto respeto, nada de bajar el precio a la cuarta parte, porque hay se terminará la conversación. Y si bien puedes encontrar dos calidades para casi toda la orfebrería, cajas de hueso de camello y demás artesanía, lo que no encontrarás fácilmente es falsificaciones “made in china”.

Evento patrocinado por:
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Especialista en organizar rutas culturales a Irán
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Fecha y datos
  • INICIO
    21/09/2019